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Publicado el : 10/11/2023 17:43:47
Categorías : Recetas/Consejos
Ver
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Oir
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Oler
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Tocar
y
Degustar...
Para los amantes de un buen caldo, el placer no se limita a beberlo...
Desde el momento en que descorchamos el vino, ya estamos oyéndolo.
Al oir cómo cae en copa, su velocidad y sonido nos define su densidad.
Antes de probar el vino, debemos observar sus tonalidades.
Al ver el color del vino imaginamos con sus tonos el sabor, vemos cómo se manifiesta en copa.
Es muy importante que el vino tenga colores brillantes y vivos; si es un vino joven, tendrá tonalidades azuladas, rubí o cereza y brillante, mientras que los barrica y crianzas se verán de un rojo más oscuro, granate o teja tirando a anaranjado.
También podemos verificar la densidad del vino; si movemos ligeramente el vino por la copa, observaremos como caen las lágrimas de vino. A menor velocidad de caída, mayor densidad, más graduación alcohólica.
Si deseamos tener una buena experiencia olfativa debemos intentar no llevar perfume y evitar olores externos.
En nariz, los múltiples aromas que encontramos en el vino, e incluso cuando lo tomamos y sentimos el retrogusto.
Los buenos vinos (que además estén bien conservados) huelen muy agradables, a flores y frutas, maderas, especias e incluso, ingredientes ahumados.
Tocamos el vino, lo sentimos en las manos a través de la copa ya sentimos su temperatura,
y en boca confirmamos con la lengua y el paladar.
En boca es donde el vino empieza a hablar de de su cuerpo, de su consistencia, de infinidad de matices en lo que perdernos para degustar un caldo hecho con mimo.
Para ello, debemos aprender a catarlo en primer lugar, dando un primer sorbo pequeño, reteniéndolo un instante en la boca, para que el paladar pueda percibir los matices del sabor.
Los sabores, clasificados como ácido, amargo, dulce y salado, no definen la enorme cantidad de matices que sentimos al degustar un buen caldo, así que, si quieres saber cómo aprender a ser catador de vinos, debes reparar en su acidez y frescura, en los taninos que le dan su textura característica, y en la presencia del alcohol, que le otorga calidez.